Hola familias!!
Como lo prometido es deuda, aquí os dejamos el dossier sobre educación emocional elaborado con motivo de la realización del taller "¿Cómo me siento hoy?". Se incluyen ejercicios divertidos para hacer en casa y trabajar, jugando, las emociones, su reconocimiento y su gestión.
Esperamos que os guste y, sobre todo, que os resulte útil.
EDUCACIÓN EMOCIONAL Y
DINÁMICAS DE TRABAJO
¿Qué
es la inteligencia emocional?
“A
grandes rasgos, la inteligencia emocional es la habilidad para tomar conciencia
de las emociones propias y ajenas, y la capacidad para regularlas”. Eduard Punset
¿Por
qué es importante empezar a educar emocionalmente desde la infancia?
Porque la personalidad de los niños se va formando desde la edad infantil
y es lo que le va a preparar para enfrentar y
resolver los problemas de la vida cotidiana. Se trata de
una formación continua que requiere de un trabajo constante y colaborativo
entre casa y escuela.
Objetivos
de la educación emocional
Adquirir un mejor
conocimiento de las propias emociones
Identificar las emociones de los demás
Desarrollar la habilidad de controlar las propias
emociones
Prevenir los efectos perjudiciales de las
emociones negativas
Desarrollar la habilidad para generar emociones
positivas
Desarrollar una mayor competencia emocional
Desarrollar la habilidad de automotivarse
Adoptar una actitud positiva ante la vida
Los
efectos de la educación emocional conllevan los siguientes resultados:
Aumento de las habilidades sociales y de las
relaciones interpersonales satisfactorias
Disminución de pensamientos autodestructivos,
mejora de la autoestima
Disminución en el índice de violencia y
agresiones
Menor conducta antisocial o socialmente
desordenada
Menor número de expulsiones de clase
Mejora del rendimiento académico
Disminución en la iniciación al consumo de drogas
(alcohol, tabaco, drogas ilegales)
Mejor adaptación escolar, social y familiar
Disminución de la tristeza y sintomatología
depresiva
Disminución de la ansiedad y el estrés
Disminución de los desórdenes relacionados con la
comida (anorexia, bulimia)
Identificar
emociones
Identificar, conocer y poner nombre a
las emociones es el primer paso que necesitan dar los niños hacia una educación
emocional. Más adelante podrán empezar a
regularlas y a gestionarlas, pero el primer paso es, sin duda, conocerlas y
entender que todos las tenemos y que son una parte fundamental de nuestra vida:
Para llegar a reconocerlas
Para llegar a comprenderlas
Para saber mejor gestionarlas
¿Es
importante cómo nos sentimos?
Desde pequeños hemos aprendido que
había emociones “buenas” y emociones “malas”, es decir, emociones que estaban
bien expresar y otras que no. Al no sentirnos libres de expresar estas
emociones, por no contar con la
aprobación de nuestros padres o maestros, no aprendemos a canalizarlas y
expresarlas bien.
Que expresen un enfado pegando o
lanzando cosas es un comportamiento perfectamente normal en la primera etapa del
desarrollo infantil. Es la manera que tienen de expresar sus emociones porque
sus habilidades lingüísticas y cognitivas son limitadas.
Castigar o regañar por este comportamiento
no es la mejor manera de solucionarlo, ya que les causa la impresión de que
sentir esas emociones está mal. En vez de regañar, es mejor ayudarle a
comprender sus emociones desagradables (tristeza, rabia…) y que entiendan
porqué se sienten así.
Pregúntale y escúchale, pero de verdad.
No le reproches por tener emociones “desagradables”.
Tampoco es conveniente
jugar a ignorarlas, creyendo que si no le das importancia se acabará calmando.
En lugar de eso, ayúdale a identificar y a canalizar sus emociones.
Podemos enseñarle que está bien
sentirse así, pero que hay una mejor manera de expresarlo, desde el respeto.
Esto les ayudará a desarrollarse emocional y socialmente.
Crear empatía con el niño y establecer
límites en vez de regañarlo o castigarlo da mejores resultados.
Acompañar
y validar sus emociones aunque no las aceptemos
Cuando un niño llora, siempre es por un
motivo válido desde su punto de vista. Debemos darle voz al niño.
Todas las emociones son legítimas, y
tener que reprimirlas por miedo a ser juzgados o rechazados trae más emociones
no deseadas. Cualquier persona tiene derecho a sentirse enfadado, son sus actos
o reacciones emocionales las que se deben regular siempre que haya otras
personas en juego. Regular significa introducir
una pausa entre el sentir y el hacer, para recuperar la calma y la serenidad y
reorientarlas.
Cuando no juzgamos ni criticamos al
otro y aceptamos lo que la otra persona siente y también nosotros somos
honestos con lo que sentimos, la energía entre ambos cambia y hay cooperación.
Por eso, cuando hay un conflicto es
importante validar a ambos. El que un niño quede como víctima no le ayuda a
gestionar el conflicto, ni le ayuda a sentirse mejor, ni a entender por qué la
otra persona ha actuado así. Nadie que se siente bien actúa mal. Detrás de toda
actitud hay un motivo válido, una necesidad no satisfecha. Es mejor ayudar al
niño a expresar lo que siente y lo que necesita en lugar de usar la crítica.
Esto no quiere decir que no debamos poner límites a nuestros hijos, ellos los
necesitan para su desarrollo emocional, pero unos límites lógicos y necesarios.
- ¿Qué
te ha pasado para sentirte tan enfadado? Debes estar muy frustrado para tener
que pegar. Mira al otro niño, cómo crees que se siente ahora? ¿Qué puedo hacer
por ti para que te sientas mejor? ¿Qué podríamos decirle a tu amigo para que él
se sienta mejor?
-
No te ha gustado que te hiciera eso, verdad? Te debes sentir muy mal para
haberle hecho eso, verdad?
-
Nosotros nos tratamos con respeto, a los demás les gusta que les traten con
cariño (en lugar de “no se pega!)
Las
rabietas en la edad infantil
Las rabietas infantiles son manifestaciones o expresiones de rabia,
dolor, impotencia o frustración que tienen los niñ@s, principalmente entre los
2 y los 5 años, cuando no se satisfacen sus deseos o sus necesidades afectivas.
Suelen ser explosiones con mucha intensidad, incluso pueden llegar a golpearse
con la cabeza en el suelo o agredirnos físicamente.
Muchas veces se interpretan las rabietas como una forma de
manipulación, pero en realidad son una forma de comunicación, es la forma que
tiene el niñ@ de expresarnos sus emociones.
Los niñ@s en estas edades no saben pedir lo que necesitan, ni
expresar lo que sienten, no saben gestionar sus emociones ni sus deseos con
claridad. Por esta razón muchas veces cuando “explotan” lo hacen porque no
saben cómo pedir lo que necesitan de otra forma o expresar lo que sienten. Es
probable que ya lo hayan intentado por otros medios pero no les hemos
entendido, así que lo intentan de esta forma.
Ante sus berrinches o rabietas podemos hacer dos cosas, obviarlas,
o podemos intentar ir más allá, podemos preguntarnos ¿Qué hay detrás de una
rabieta? ¿Por qué se ha producido? ¿Qué nos está queriendo decir el niñ@?
Se piensa que las rabietas infantiles son algo común y normal en
todos los niñ@s, pero ¿Por qué hay niñ@s que no tienen rabietas? ¿Por qué en
algunos niñ@s se da con más frecuencia y/o intensidad que en otros? Para
responder a esta pregunta debemos de considerar todos los factores que influyen
como son el desarrollo emocional en los niñ@s, la calidad del vínculo entre
padres/madres e hijos o el ambiente familiar.
Hay que tener presente que los niñ@s sobre los 2 años
aproximadamente están separándose emocionalmente de su madre, formando la
conciencia de sí mismos, su identidad. Hasta ese momento pensaban que ellos y
su madre eran uno, que no eran personas diferentes. Ahora comienzan a ser más
autónomos e independientes (caminan, hablan,…) así que es normal que a esta
edad estén más “rebeldes”, negando todo lo que les dices y llevándote la
contraria, es una forma de reafirmarse en que ellos son diferentes a ti, es una
forma de manifestar su independencia. Este es un proceso natural en el
desarrollo de los niñ@s que no hay que confundir con las rabietas.
La rabieta es como la gota que colma el vaso… Imaginemos a un niño
de 3 años que ha estado en la escuela todo el día, desde las 9 de la mañana
hasta las 5 de la tarde. Aún es muy pequeño y aunque parece que ya sea bastante
autónomo (no se hace caca encima, come solo) necesita todo la atención y cariño
de sus padres. Cuando sale de la escuela, desea estar con ellos y jugar. La
madre se lo lleva al parque, lo deja jugando con otros niños y se marcha a un
banco a hablar con otras madres. El niño la mira constantemente en un intento
de que ella lo mire también, la madre lo mira de vez en cuando para comprobar
que está bien. El niño la llama, ella va hasta allí, está un momento con él y
se va de nuevo con las otras madres, así unas cuantas veces. Después del parque
se van a casa y cuando llegan la madre deja al niño en el comedor con sus
juguetes mientras ella se pone a hacer la faena de casa. El niño la llama para
que juegue con él, la madre se dirige donde está él, le sonríe y le dice que no
puede, que luego jugará con él, pero al final llega la hora de cenar y la madre
no ha podido jugar con el niño.
Antes de empezar a cenar, el niño quiere llevarse a la mesa un
peluche gigante con el que está jugando pero su madre le dice que NO, que no
puede estar con el peluche que ahora toca cenar, entonces el niño comienza a
llorar desconsoladamente, a patalear y a decir que él quiere el peluche y la
madre no entiende nada. ¿Qué ha pasado?
La mayoría de veces pensamos que las rabietas se producen por algún
hecho concreto, como en el ejemplo, el peluche que el niño quiere llevarse a la
mesa. Sin embargo, como hemos visto, no era el peluche lo que le había
provocado la rabieta. El peluche era el medio que tenía el niño para expresar
lo que sentía, para decirnos lo que necesitaba, pero no la causa de la rabieta.
Equivocadamente se dice que hay que ignorar estos comportamientos
para que no se produzcan. Y tal vez es posible que lo consigamos y que las
rabietas desaparezcan, pero eso no significa que el niñ@ se sienta mejor, todo
lo contrario, lo que hemos conseguido es que se resigne, que se sienta
indefenso. Es decir, el niñ@ aprende que, haga lo que haga, no va a ser
escuchado, que no es positivo expresar lo que siente o lo que necesita, que
debe reprimir sus sentimientos.
Si les ignoramos cuando expresan sus emociones no les estaremos
dejando expresar lo que sienten ni ser ellos mismos. Seguramente aprenderán a
ser obedientes y a comportarse pasivamente pues es la única forma de que les
hagan caso, pero en realidad están reprimiendo sus emociones, con el daño que
ello puede causarles no solo en ese momento sino también en su etapa adulta. La
personalidad de los niñ@s quedará marcada por las experiencias que vivan en su
infancia.
Cuando se produzca una rabieta lo importante es que el niñ@ se
sienta escuchado, consolado y comprendido aunque en ese momento no podamos
satisfacer su deseo o necesidad.
La clave es estar siempre de su lado, debemos tener presente que
están aprendiendo a gestionar sus emociones y necesitan de nosotros para que
les ayudemos a hacerlo, para que les acompañemos en este proceso, pero siempre
desde la comprensión y el respeto.
No
prives a tus hijos de expresar sus emociones, mejor enséñales a expresarlas de
manera asertiva, permite que muestren lo que sienten.
A
través del juego y la expresión artística los niños podrán reconocer y expresar
de manera saludable sus emociones.
Si
durante las rabietas reprimimos esa expresión emocional creamos frustración en
el niño, no comprende que ha hecho mal, se siente culpable por sentir y surgen
problemas de expresiones violentas como pegar para descargar toda esa
frustración y tensión acumulada. Puede incluso desembocar en una rabia latente
bajo una máscara de amabilidad desarrollada para agradar a los padres.
Las
rabietas son una expresión emocional, con la intensidad propia de los niños de
esa etapa. No hay emociones buenas o malas, todas las emociones son igual de
válidas y deberían tener la misma aceptación. Si en la etapa de las rabietas
hemos permitido a los niños su expresión emocional y les hemos ayudado a
identificar y gestionar esas emociones, cuando crezcan podrán manejarlas mucho
mejor.
Cuando
no damos salida a las emociones estas no desaparecen, simplemente se
transforman, se acumulan y suelen salir por otro lado magnificadas.
Lo
importante es validar sus sentimientos, nunca decirles "no pasa nada"
quitando valor a lo que sienten, mucho menos que no lloren, o que no se enfaden
o increparles por ello.
Los
estilos autoritario y permisivo son perjudiciales los dos, lo sano se encuentra
en el término medio. La crianza respetuosa no significa criar sin límites. Es
criar desde y para el respeto, acompañar al niño para permitir el flujo de la
vida y favorecer un desarrollo sano pero con límites lógicos y necesarios.
Enseñándole
a defenderse, a decir NO, pero de una manera asertiva. A reconocer que no le
gusta algo y animarle a expresarlo.
El
enfado nos da herramientas para expresar "esto no me gusta", para
poner límites, para defendernos ante un ataque o un abuso.
Los
niños necesitan que cuando estemos, estemos de verdad, aunque sea muy poco
tiempo, pero estar conscientes al 100 %.
Consejos
para prevenir las rabietas:
Explícale que se acerca la hora de la cena y que en 5 minutos
comenzará a guardar los juguetes.
Enumera la cantidad de cosas que aún necesites comprar en el súper
antes de que el tiempo de mamá termine para poder ir a jugar al parque.
Dar ejemplo del comportamiento que queremos que tengan nuestros
hijos. Cómo tratas a tu pareja, cómo interactúas con extraños, con animales y
con el ambiente, son conductas que tu hijo copia y repite. Importa más lo que
haces que lo que dices.
Estrategias
para regular las emociones:
Contar hasta 10
Respiraciones profundas
Correr es el mejor ejercicio para aliviar tensiones y producir
endorfinas
Dejar enfriar / cambiar de espacio voluntariamente
(es útil tener un rincón para toda la familia donde recuperar la calma, la
“mesa de la paz”)
No
le pegues ni agredas verbalmente o emocionalmente.
Corrígele siempre que te parezca
necesario, sin gritar, amenazar, chantajear, castigar, ni mucho menos pegar.
Pegar es un delito además de algo inaceptable. Piensa qué más cosas le enseñas
cuando lo haces de ese modo.
Sé
un ejemplo para él gestionando tus emociones.
Somos el espejo en el que se miran.
También al hablar a los niños de lo que
sentimos, les aportamos herramientas fundamentales para su vida y les ayudamos
a desarrollarse emocionalmente hablando.
TALLER
VIVENCIAL ¿Cómo me siento hoy?
Vamos a proponer actividades, algunas
de ellas puestas en práctica en el taller de mayo, que pueden ayudaros a
trabajar en casa esta primera fase de autoconocimiento emocional mientras os
divertís con vuestros peques. No olvidéis que la mejor forma de aprender,
siempre es jugando y divirtiéndonos:
Delante de un espejo pondremos caras de
mil formas e iremos introduciendo las emociones y expresando cómo nos sentimos
cuando tenemos esa emoción.
Ponemos tres o cuatro músicas
diferentes, una para cada emoción básica y pedimos que el niño exprese con su
cuerpo cómo está cuando siente determinadas emociones.
Se trata de elegir un animal que el
niño identifique con una emoción determinada. Utilizar imágenes de animales y
que nos cuente cómo se sentiría:
- Un león
enfadado
- Una jirafa
alegre
- Un conejo
asustado
Le proponemos al niño dibujar
expresiones faciales de las emociones básicas:
- Alegría
- Tristeza
- Miedo
- Rabia
- Vergüenza
Antes de empezar a dibujar podemos
aprovechar a hablar de qué se siente cuando nos sentimos de esa manera. Nos
servirá también para pensar cómo ponemos la cara cuando sentimos esas emociones
(postura boca, de los ojos, si hay o no lágrimas, rojez en las mejillas…)
Este juego nos servirá para hablar de
las emociones con el niño, para que aprenda a diferenciarlas, a ponerles
nombres y para que empiece a entender que todas las personas sentimos esas
emociones según el momento.
- Poniendo
color y forma a la emoción
- ¿De
qué color te imaginas la rabia? ¿a qué huele? ¿a qué sabe? ¿cómo es su textura?
¿y su forma?
-
¿Y la alegría?
-
¿Y el miedo?
Dejemos volar nuestra imaginación y
echemos unas risas con ellos… todo puede valer, después ¡a dibujarlas!
Planteamos una situación que dé lugar a
hablar de las emociones. Distanciarse de las historias siempre les ayuda a
comprender mejor las situaciones y a ponerse en el lugar de otras personas.
Están todos jugando en el patio a la
zapatilla por detrás, de pronto llega otro niño, Jorge, y los demás le dicen
que ya son mucho y que no puede jugar…
-
¿Cómo se sentirá Jorge?
-
¿Cuál será su expresión?
-¿Cómo
se sentirán los demás?
En una carrera vamos ganando y en el
último momento nos caemos. ¿Cómo nos sentiremos? ¿Y si quedamos el último?
Le proponemos distintas situaciones y
el niño deberá decir cómo se sentiría en esa situación:
Te peleas con un amiguito
Vas
en bici y te caes
Otro niño te quita tu balón
No puedes ir a la piscina porque te has puesto malito
- El
escondite de las emociones
Les planteamos diversas expresiones y
jugamos a descubrir qué emoción se puede esconder detrás:
-
Lo he pasado genial, nunca olvidaré este día
-
Siento mucho haberte hecho daño
-
¡No voy a jugar más con él!
-
¡Qué daño!
-
¡Socorro! ¿Ayuda!
Moverse libremente al ritmo de la
música. Cuando pare tienen que abrazar al que tiene al lado.
Respiraciones profundas: Jugamos a ser
globos que se inflan más y más; y después se sueltan y se van desinflando poco
a poco (y van cayendo al suelo).
Control de la respiración y
respiración lenta: Encendemos una vela y practicamos cómo respirar delante de
ella sin apagarla. Si se apaga es que hemos respirado demasiado rápido.
Una nota aclaratoria: El presente
dossier es el resultado de la lectura y recopilación de algunos estudios y artículos de varios
especialistas, terapeutas y psicólogos (Daniel Goleman, Rafael Bisquerra,
Yvonne Laborda, Laura Perales Bermejo, Laura Gutman, Yolanda González…)
Bibliografía:
- Bisquerra, Rafael (Coord.) ; Punset,
Eduard … [et al.] (2012) ¿Cómo educar las emociones? La inteligencia emocional
en la infancia y la adolescencia. Esplugues de Llobregat (Barcelona) : Hospital
Sant Joan de Déu
- Informe
Fundación Botín, Educación
emocional y social. Análisis internacional, Santander,
Fundación Marcelino Botín, 2008.
- Boletín informativo Inteligencia emocional: grupo
infantil. APEG (Apoyo Psicológico en casa)
- Mª José Cabello Salgado. Importancia de la inteligencia emocional como
contribución al desarrollo integral de los niñ@s de educación infantil.