viernes, 22 de mayo de 2015

DOSSIER SOBRE EDUCACIÓN EMOCIONAL Y DINÁMICAS DEL TALLER ¿CÓMO ME SIENTO HOY?

Hola familias!!

Como lo prometido es deuda, aquí os dejamos el dossier sobre educación emocional elaborado con motivo de la realización del taller "¿Cómo me siento hoy?". Se incluyen ejercicios divertidos para hacer en casa y trabajar, jugando, las emociones, su reconocimiento y su gestión.

Esperamos que os guste y, sobre todo, que os resulte útil.


EDUCACIÓN EMOCIONAL Y DINÁMICAS DE TRABAJO

¿Qué es la inteligencia emocional?

“A grandes rasgos, la inteligencia emocional es la habilidad para tomar conciencia de las emociones propias y ajenas, y la capacidad para regularlas”. Eduard Punset


¿Por qué es importante empezar a educar emocionalmente desde la infancia?

Porque la personalidad de los niños se va formando desde la edad infantil y es lo que le va a preparar para enfrentar y resolver los problemas de la vida cotidiana. Se trata de una formación continua que requiere de un trabajo constante y colaborativo entre casa y escuela.


Objetivos de la educación emocional
Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones 
Identificar las emociones de los demás
Desarrollar la habilidad de controlar las propias emociones
Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas
Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
Desarrollar una mayor competencia emocional
Desarrollar la habilidad de automotivarse
Adoptar una actitud positiva ante la vida

Los efectos de la educación emocional conllevan los siguientes resultados:
Aumento de las habilidades sociales y de las relaciones interpersonales satisfactorias
Disminución de pensamientos autodestructivos, mejora de la autoestima
Disminución en el índice de violencia y agresiones
Menor conducta antisocial o socialmente desordenada
Menor número de expulsiones de clase
Mejora del rendimiento académico
Disminución en la iniciación al consumo de drogas (alcohol, tabaco, drogas ilegales)
Mejor adaptación escolar, social y familiar
Disminución de la tristeza y sintomatología depresiva
Disminución de la ansiedad y el estrés
Disminución de los desórdenes relacionados con la comida (anorexia, bulimia)


Identificar emociones

Identificar, conocer y poner nombre a las emociones es el primer paso que necesitan dar los niños hacia una educación emocional. Más adelante podrán empezar a regularlas y a gestionarlas, pero el primer paso es, sin duda, conocerlas y entender que todos las tenemos y que son una parte fundamental de nuestra vida:

Para llegar a reconocerlas
Para llegar a comprenderlas
Para saber mejor gestionarlas


¿Es importante cómo nos sentimos?

Desde pequeños hemos aprendido que había emociones “buenas” y emociones “malas”, es decir, emociones que estaban bien expresar y otras que no. Al no sentirnos libres de expresar estas emociones, por no contar  con la aprobación de nuestros padres o maestros, no aprendemos a canalizarlas y expresarlas bien.

Que expresen un enfado pegando o lanzando cosas es un comportamiento perfectamente normal en la primera etapa del desarrollo infantil. Es la manera que tienen de expresar sus emociones porque sus habilidades lingüísticas y cognitivas son limitadas.

Castigar o regañar por este comportamiento no es la mejor manera de solucionarlo, ya que les causa la impresión de que sentir esas emociones está mal. En vez de regañar, es mejor ayudarle a comprender sus emociones desagradables (tristeza, rabia…) y que entiendan porqué se sienten así.
Pregúntale y escúchale, pero de verdad. No le reproches por tener emociones “desagradables”. 

Tampoco es conveniente jugar a ignorarlas, creyendo que si no le das importancia se acabará calmando. En lugar de eso, ayúdale a identificar y a canalizar sus emociones.

Podemos enseñarle que está bien sentirse así, pero que hay una mejor manera de expresarlo, desde el respeto. Esto les ayudará a desarrollarse emocional y socialmente.

Crear empatía con el niño y establecer límites en vez de regañarlo o castigarlo da mejores resultados.

Acompañar y validar sus emociones aunque no las aceptemos

Cuando un niño llora, siempre es por un motivo válido desde su punto de vista. Debemos darle voz al niño.

Todas las emociones son legítimas, y tener que reprimirlas por miedo a ser juzgados o rechazados trae más emociones no deseadas. Cualquier persona tiene derecho a sentirse enfadado, son sus actos o reacciones emocionales las que se deben regular siempre que haya otras personas en juego. Regular significa introducir una pausa entre el sentir y el hacer, para recuperar la calma y la serenidad y reorientarlas.

Cuando no juzgamos ni criticamos al otro y aceptamos lo que la otra persona siente y también nosotros somos honestos con lo que sentimos, la energía entre ambos cambia y hay cooperación.

Por eso, cuando hay un conflicto es importante validar a ambos. El que un niño quede como víctima no le ayuda a gestionar el conflicto, ni le ayuda a sentirse mejor, ni a entender por qué la otra persona ha actuado así. Nadie que se siente bien actúa mal. Detrás de toda actitud hay un motivo válido, una necesidad no satisfecha. Es mejor ayudar al niño a expresar lo que siente y lo que necesita en lugar de usar la crítica. Esto no quiere decir que no debamos poner límites a nuestros hijos, ellos los necesitan para su desarrollo emocional, pero unos límites lógicos y necesarios.

- ¿Qué te ha pasado para sentirte tan enfadado? Debes estar muy frustrado para tener que pegar. Mira al otro niño, cómo crees que se siente ahora? ¿Qué puedo hacer por ti para que te sientas mejor? ¿Qué podríamos decirle a tu amigo para que él se sienta mejor?
- No te ha gustado que te hiciera eso, verdad? Te debes sentir muy mal para haberle hecho eso, verdad?
- Nosotros nos tratamos con respeto, a los demás les gusta que les traten con cariño (en lugar de “no se pega!)


Las rabietas en la edad infantil

Las rabietas infantiles son manifestaciones o expresiones de rabia, dolor, impotencia o frustración que tienen los niñ@s, principalmente entre los 2 y los 5 años, cuando no se satisfacen sus deseos o sus necesidades afectivas. Suelen ser explosiones con mucha intensidad, incluso pueden llegar a golpearse con la cabeza en el suelo o agredirnos físicamente.
Muchas veces se interpretan las rabietas como una forma de manipulación, pero en realidad son una forma de comunicación, es la forma que tiene el niñ@ de expresarnos sus emociones.
Los niñ@s en estas edades no saben pedir lo que necesitan, ni expresar lo que sienten, no saben gestionar sus emociones ni sus deseos con claridad. Por esta razón muchas veces cuando “explotan” lo hacen porque no saben cómo pedir lo que necesitan de otra forma o expresar lo que sienten. Es probable que ya lo hayan intentado por otros medios pero no les hemos entendido, así que lo intentan de esta forma.
Ante sus berrinches o rabietas podemos hacer dos cosas, obviarlas, o podemos intentar ir más allá, podemos preguntarnos ¿Qué hay detrás de una rabieta? ¿Por qué se ha producido? ¿Qué nos está queriendo decir el niñ@?
Se piensa que las rabietas infantiles son algo común y normal en todos los niñ@s, pero ¿Por qué hay niñ@s que no tienen rabietas? ¿Por qué en algunos niñ@s se da con más frecuencia y/o intensidad que en otros? Para responder a esta pregunta debemos de considerar todos los factores que influyen como son el desarrollo emocional en los niñ@s, la calidad del vínculo entre padres/madres e hijos o el ambiente familiar.
Hay que tener presente que los niñ@s sobre los 2 años aproximadamente están separándose emocionalmente de su madre, formando la conciencia de sí mismos, su identidad. Hasta ese momento pensaban que ellos y su madre eran uno, que no eran personas diferentes. Ahora comienzan a ser más autónomos e independientes (caminan, hablan,…) así que es normal que a esta edad estén más “rebeldes”, negando todo lo que les dices y llevándote la contraria, es una forma de reafirmarse en que ellos son diferentes a ti, es una forma de manifestar su independencia. Este es un proceso natural en el desarrollo de los niñ@s que no hay que confundir con las rabietas.
La rabieta es como la gota que colma el vaso… Imaginemos a un niño de 3 años que ha estado en la escuela todo el día, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Aún es muy pequeño y aunque parece que ya sea bastante autónomo (no se hace caca encima, come solo) necesita todo la atención y cariño de sus padres. Cuando sale de la escuela, desea estar con ellos y jugar. La madre se lo lleva al parque, lo deja jugando con otros niños y se marcha a un banco a hablar con otras madres. El niño la mira constantemente en un intento de que ella lo mire también, la madre lo mira de vez en cuando para comprobar que está bien. El niño la llama, ella va hasta allí, está un momento con él y se va de nuevo con las otras madres, así unas cuantas veces. Después del parque se van a casa y cuando llegan la madre deja al niño en el comedor con sus juguetes mientras ella se pone a hacer la faena de casa. El niño la llama para que juegue con él, la madre se dirige donde está él, le sonríe y le dice que no puede, que luego jugará con él, pero al final llega la hora de cenar y la madre no ha podido jugar con el niño.
Antes de empezar a cenar, el niño quiere llevarse a la mesa un peluche gigante con el que está jugando pero su madre le dice que NO, que no puede estar con el peluche que ahora toca cenar, entonces el niño comienza a llorar desconsoladamente, a patalear y a decir que él quiere el peluche y la madre no entiende nada. ¿Qué ha pasado?
La mayoría de veces pensamos que las rabietas se producen por algún hecho concreto, como en el ejemplo, el peluche que el niño quiere llevarse a la mesa. Sin embargo, como hemos visto, no era el peluche lo que le había provocado la rabieta. El peluche era el medio que tenía el niño para expresar lo que sentía, para decirnos lo que necesitaba, pero no la causa de la rabieta.
Equivocadamente se dice que hay que ignorar estos comportamientos para que no se produzcan. Y tal vez es posible que lo consigamos y que las rabietas desaparezcan, pero eso no significa que el niñ@ se sienta mejor, todo lo contrario, lo que hemos conseguido es que se resigne, que se sienta indefenso. Es decir, el niñ@ aprende que, haga lo que haga, no va a ser escuchado, que no es positivo expresar lo que siente o lo que necesita, que debe reprimir sus sentimientos.
Si les ignoramos cuando expresan sus emociones no les estaremos dejando expresar lo que sienten ni ser ellos mismos. Seguramente aprenderán a ser obedientes y a comportarse pasivamente pues es la única forma de que les hagan caso, pero en realidad están reprimiendo sus emociones, con el daño que ello puede causarles no solo en ese momento sino también en su etapa adulta. La personalidad de los niñ@s quedará marcada por las experiencias que vivan en su infancia.
Cuando se produzca una rabieta lo importante es que el niñ@ se sienta escuchado, consolado y comprendido aunque en ese momento no podamos satisfacer su deseo o necesidad.
La clave es estar siempre de su lado, debemos tener presente que están aprendiendo a gestionar sus emociones y necesitan de nosotros para que les ayudemos a hacerlo, para que les acompañemos en este proceso, pero siempre desde la comprensión y el respeto.
No prives a tus hijos de expresar sus emociones, mejor enséñales a expresarlas de manera asertiva, permite que muestren lo que sienten.

A través del juego y la expresión artística los niños podrán reconocer y expresar de manera saludable sus emociones.

Si durante las rabietas reprimimos esa expresión emocional creamos frustración en el niño, no comprende que ha hecho mal, se siente culpable por sentir y surgen problemas de expresiones violentas como pegar para descargar toda esa frustración y tensión acumulada. Puede incluso desembocar en una rabia latente bajo una máscara de amabilidad desarrollada para agradar a los padres.

Las rabietas son una expresión emocional, con la intensidad propia de los niños de esa etapa. No hay emociones buenas o malas, todas las emociones son igual de válidas y deberían tener la misma aceptación. Si en la etapa de las rabietas hemos permitido a los niños su expresión emocional y les hemos ayudado a identificar y gestionar esas emociones, cuando crezcan podrán manejarlas mucho mejor.

Cuando no damos salida a las emociones estas no desaparecen, simplemente se transforman, se acumulan y suelen salir por otro lado magnificadas.

Lo importante es validar sus sentimientos, nunca decirles "no pasa nada" quitando valor a lo que sienten, mucho menos que no lloren, o que no se enfaden o increparles por ello. 

Los estilos autoritario y permisivo son perjudiciales los dos, lo sano se encuentra en el término medio. La crianza respetuosa no significa criar sin límites. Es criar desde y para el respeto, acompañar al niño para permitir el flujo de la vida y favorecer un desarrollo sano pero con límites lógicos y necesarios.

Enseñándole a defenderse, a decir NO, pero de una manera asertiva. A reconocer que no le gusta algo y animarle a expresarlo.

El enfado nos da herramientas para expresar "esto no me gusta", para poner límites, para defendernos ante un ataque o un abuso.

Los niños necesitan que cuando estemos, estemos de verdad, aunque sea muy poco tiempo, pero estar conscientes al 100 %.

Consejos para prevenir las rabietas:

Explícale que se acerca la hora de la cena y que en 5 minutos comenzará a guardar los juguetes.

Enumera la cantidad de cosas que aún necesites comprar en el súper antes de que el tiempo de mamá termine para poder ir a jugar al parque.

Dar ejemplo del comportamiento que queremos que tengan nuestros hijos. Cómo tratas a tu pareja, cómo interactúas con extraños, con animales y con el ambiente, son conductas que tu hijo copia y repite. Importa más lo que haces que lo que dices.

Estrategias para regular las emociones:

Contar hasta 10
Respiraciones profundas
Correr es el mejor ejercicio para aliviar tensiones y producir endorfinas
Dejar enfriar / cambiar de espacio voluntariamente (es útil tener un rincón para toda la familia donde recuperar la calma, la “mesa de la paz”)

No le pegues ni agredas verbalmente o emocionalmente.

Corrígele siempre que te parezca necesario, sin gritar, amenazar, chantajear, castigar, ni mucho menos pegar. Pegar es un delito además de algo inaceptable. Piensa qué más cosas le enseñas cuando lo haces de ese modo.

Sé un ejemplo para él gestionando tus emociones

Somos el espejo en el que se miran.

También al hablar a los niños de lo que sentimos, les aportamos herramientas fundamentales para su vida y les ayudamos a desarrollarse emocionalmente hablando.


TALLER VIVENCIAL ¿Cómo me siento hoy?

Vamos a proponer actividades, algunas de ellas puestas en práctica en el taller de mayo, que pueden ayudaros a trabajar en casa esta primera fase de autoconocimiento emocional mientras os divertís con vuestros peques. No olvidéis que la mejor forma de aprender, siempre es jugando y divirtiéndonos:

  • Teatro emocional

Delante de un espejo pondremos caras de mil formas e iremos introduciendo las emociones y expresando cómo nos sentimos cuando tenemos esa emoción.

  • Baile emocional

Ponemos tres o cuatro músicas diferentes, una para cada emoción básica y pedimos que el niño exprese con su cuerpo cómo está cuando siente determinadas emociones.

  • Animales emocionales

Se trata de elegir un animal que el niño identifique con una emoción determinada. Utilizar imágenes de animales y que nos cuente cómo se sentiría:
- Un león enfadado
- Una jirafa alegre
- Un conejo asustado

  • ¡Vamos a dibujar caras!

Le proponemos al niño dibujar expresiones faciales de las emociones básicas:
- Alegría
- Tristeza
- Miedo
- Rabia
- Vergüenza

Antes de empezar a dibujar podemos aprovechar a hablar de qué se siente cuando nos sentimos de esa manera. Nos servirá también para pensar cómo ponemos la cara cuando sentimos esas emociones (postura boca, de los ojos, si hay o no lágrimas, rojez en las mejillas…)

Este juego nos servirá para hablar de las emociones con el niño, para que aprenda a diferenciarlas, a ponerles nombres y para que empiece a entender que todas las personas sentimos esas emociones según el momento.

  • Poniendo color y forma a la emoción

- ¿De qué color te imaginas la rabia? ¿a qué huele? ¿a qué sabe? ¿cómo es su textura? ¿y su forma?
- ¿Y la alegría?
- ¿Y el miedo?

Dejemos volar nuestra imaginación y echemos unas risas con ellos… todo puede valer, después ¡a dibujarlas!

  • Minicuento infantil.

Planteamos una situación que dé lugar a hablar de las emociones. Distanciarse de las historias siempre les ayuda a comprender mejor las situaciones y a ponerse en el lugar de otras personas.

Están todos jugando en el patio a la zapatilla por detrás, de pronto llega otro niño, Jorge, y los demás le dicen que ya son mucho y que no puede jugar…
- ¿Cómo se sentirá Jorge?
- ¿Cuál será su expresión?
-¿Cómo se sentirán los demás?
En una carrera vamos ganando y en el último momento nos caemos. ¿Cómo nos sentiremos? ¿Y si quedamos el último?

  • ¿Y tú cómo te sentirías?

Le proponemos distintas situaciones y el niño deberá decir cómo se sentiría en esa situación:

Te peleas con un amiguito
Vas en bici y te caes
Otro niño te quita tu balón
No puedes ir a la piscina porque te has puesto malito

  • El escondite de las emociones

Les planteamos diversas expresiones y jugamos a descubrir qué emoción se puede esconder detrás:

- Lo he pasado genial, nunca olvidaré este día
- Siento mucho haberte hecho daño
- ¡No voy a jugar más con él!
- ¡Qué daño!
- ¡Socorro! ¿Ayuda!

  • Abrazos

Moverse libremente al ritmo de la música. Cuando pare tienen que abrazar al que tiene al lado.

  • Juegos de respiración

Respiraciones profundas: Jugamos a ser globos que se inflan más y más; y después se sueltan y se van desinflando poco a poco (y van cayendo al suelo).

Control de la respiración y respiración lenta: Encendemos una vela y practicamos cómo respirar delante de ella sin apagarla. Si se apaga es que hemos respirado demasiado rápido.


Una nota aclaratoria: El presente dossier es el resultado de la lectura y recopilación de  algunos estudios y artículos de varios especialistas, terapeutas y psicólogos (Daniel Goleman, Rafael Bisquerra, Yvonne Laborda, Laura Perales Bermejo, Laura Gutman, Yolanda González…)
Bibliografía:
- Bisquerra, Rafael (Coord.) ; Punset, Eduard … [et al.] (2012) ¿Cómo educar las emociones? La inteligencia emocional en la infancia y la adolescencia. Esplugues de Llobregat (Barcelona) : Hospital Sant Joan de Déu
- Informe Fundación Botín, Educación emocional y social. Análisis internacional, Santander, Fundación Marcelino Botín, 2008.
- Boletín informativo Inteligencia emocional: grupo infantil. APEG (Apoyo Psicológico en casa)
- Mª José Cabello Salgado. Importancia de la inteligencia emocional como contribución al desarrollo integral de los niñ@s de educación infantil.

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